ASÍ FUE
LA VISITA AL TEATRO MARÍA GUERRERO
El mismísimo día de los Santos Inocentes los tambyenes nos fuimos a visitar
el teatro María Guerrero. La mañana era fresquita, pero nos
esperaban muchas emociones.
LA VISITA AL TEATRO MARÍA GUERRERO
El mismísimo día de los Santos Inocentes los tambyenes nos fuimos a visitar
el teatro María Guerrero. La mañana era fresquita, pero nos
esperaban muchas emociones.
La guía que nos acompañó durante la visita dio muestras desde el principio
de su buena disposición y simpatía.
Aunque era el día de los Santos Inocentes la visita comenzó puntual |
¡MUCHA MIERDA! Es lo que se dicen los artistas antes de salir al escenario.
En la puerta del teatro nos explicaron el origen de esta expresión
Nos atendió una amable guía. Tambyen 68 sigue en su línea de buena estrella |
Ya en el interior pudimos comprobar las peculiaridades constructivas
de este espectacular edificio
Simpatía y buen ambiente fue la tónica general |
Hasta viejas glorias, Rodrigo, vinieron a la visita desde Canterbury |
A pesar de la fresca mañana, fuimos entrando en calor con las explicaciones y las anécdotas |
En el patio de butacas recibimos las explicaciones de las diferentes
ubicaciones en función de las clases sociales y de las especiales
circunstancias del Palco Real,
con retrete incluido.
¡Buenos chicos! |
¡A ver las interioridades del teatro! |
Nos desplazamos a la zona de detrás del escenario y allí descubrimos que
ese espacio era tan grande como el patio de butacas.
Ya estamos por los adentros ¡IMPRESIONANTE! |
Las bambalinas, hacer mutis por el foro...allí tomaron cuerpo todas esas expresiones
Veinte metros de altura nos esperaban con un montón de sorpresas |
Veinte metros de altura para colocar los diferente telones
¡La Tramoya!
El foso bajo el escenario, los pasillos para salir a escena por
diferentes lugares, las señales para llegar al lugar indicado.
Todo un mundo de peculiaridades
Hasta por debajo estuvimos curioseando |
Atención a las flechas ¡hay que salir al escenario! |
Los tambyenes se caracterizan por tener unas enormes ganas de aprender y
por preguntar y querer ver todo, todito, todo. Para ello no dudaron
en subir unas interminables escaleras, con algunas fatigas,
para ver la tramoya desde lo más alto.
El equipo de tramoyistas de Tambyen 68 nos realizó una demostración de sus habilidades |
Tuuu, tira de la 52...ehhh no, de esa no |
Para tomar un poco de respiro nos llevaron a la cuarta planta para ver
el cuarto de maquillaje, vestuario y pelucas.
Los más coquetos no dudaron en ofrecerse para las prácticas
Siguiendo nuestra línea de atrevimientos algunos se quisieron maquillar y probar la pelucas |
Mirad que atentos están |
Y....estos dos felices tras el maquillaje |
Atravesando unos laberínticos pasillos llegamos al gallinero
En el gallinero, con fatiguita tras subir varias plantas |
Quizá el mejor lugar, además del más económico, para ver las obras de teatro
Tanto ejercicio hizo que nos tuviésemos que hidratar a la salida de la visita,
que mejor lugar que una de las más antiguas bodegas de Madrid.
Buen vino y buenos embutidos
Aquí nos hidratamos con una botella de buena manzanilla |
sólidos y para ello nos fuimos la Plaza de Santa Ana a tomar
unos buenos platos de cocina mediterránea
Aquí repusimos fuerzas a base de cocina mediterránea |
de referencia en la gastronomía madrileña